Maguey 26 años: el fuego, el escenario y la memoria

El fuego, la memoria y el teatro siempre han estado vinculados. Los primeros actores danzaron y representaron frente al fuego jugando con sus sombras, imágenes mágicas que una vez proyectadas fuera de sí, se transformaban inexorablemente en las sombras de todos, de los ancestros, de los presentes y de sus acciones futuras. Cuando el fuego se extinguía, las cenizas y el carbón se convertían en la evidencia de lo vivido y eran igualmente venerados.

Para los teatristas y en especial  para los actores y actrices, la memoria está en la piel y en la sangre que la recorre, la esencia de los procesos se guarda en partituras, personajes, imágenes, textos y silencios, pero siempre, aún a pesar nuestro, estas vivencias y procesos creativos están entretejidos secretamente con los hilos de los sucesos cotidianos, de los recuerdos personales, de las tensiones sociales.

El teatro es efímero y al mismo tiempo perdurable, es inasible, pero deja huellas profundas. Perdura con sus propios códigos en la sensibilidad de los actores y espectadores, perdura en las vibraciones que las casas teatrales saben guardar, perdura en los territorios donde realmente sucede el hecho teatral: en los sentidos, en el cuerpo,  la mente y el corazón.

Portada del libro El escenario y la memoria de Carlos Espinosa

Maguey cumple 26 años y como hemos dicho ya en otras ocasiones, el valor de nuestra experiencia no está principalmente en lo acumulado. El sentido profundo está en el trabajo diario, en la relación y compromiso con el entorno, en el laboratorio donde nos afirmamos como aprendices, en el repertorio de obras que mantenemos y que nos conectan con nuestras raíces creativas, en los nuevos proyectos en gestación en los que arriesgamos las seguridades, en los estrenos que amamos y odiamos, en el público que nos acompaña, aplaude y cuestiona, en el trabajo pedagógico tenaz y cuidadoso con el que nos nutrimos permanentemente, el sentido está en nuestra apuesta grupal, en la artesanía de nuestra vida personal y artística y en la vocación permanente por preguntar, imaginar y compartir.  

Esa artesanía y ese camino cobran hoy especial significado al celebrar nuestro aniversario con la presentación, en colaboración con Canta editores, del libro de nuestro querido Carlos Espinosa. Vinculado al teatro peruano desde hace más de dos décadas, Carlos es también un artesano, un investigador pertinaz y acucioso. Soy testigo de su indoblegable sentido del trabajo, de su paciencia y laboriosidad, de su invalorable honestidad profesional.

El Escenario y la memoria, es una obra que recoge con gran respeto, sensibilidad  y profesionalismo aquello que los teatristas casi nunca compartimos, el itinerario de nuestra vida artística vinculado a los avatares cotidianos, testimonios valiosos y sugerentes que  son al mismo tiempo memoria, presente y provocación.

Maguey agradece y se siente complacido de  poder compartir con todos ustedes y en particular con Carlos y Mary, la tarea diaria y humilde de avivar el fuego, para que las sombras mágicas del teatro renazcan y dancen en el escenario, en la piel y en  la memoria.

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