Teatro y educación: una experiencia de crecimiento integral y transformación
EL TALLER
Es un sábado por la mañana, en un amplio espacio (“el escenario”) ambientado con telas de colores se preparan colchonetas, rodilleras, zancos, pelotas, pañuelos y varitas. En otra sala (“la sala de colores”) ya están listas las pinturas, paletas y máscaras recortadas.
La puerta y el timbre del Centro Cultural Maguey comienzan a sonar, antes de la hora, como siempre. Los primeros niños y niñas, los “madrugadores” que no dejan dormir un poquito más a sus papás, van llegando curiosos y entusiasmados, ¿hoy haremos maquillaje?, pregunta uno de ellos, luego de un cálido “abrazo de oso” con el que saluda a sus amigos-profesores. ¿En qué puedo ayudar?, pregunta otro, mientras lanza y coge su lonchera malabarísticamente, para hoy la meta de Kike es llegar a cuarenta pasadas, con dos pelotas medianas, sin que se caigan…como él dice: “full concentración” … En la sala de música esperan los cajones y metalófonos, tambores y cañitas, la cajita, la quijada, las claves y muchos materiales para inventar sonidos y contar historias musicales. Andrea entra apurada con su oso y anuncia que él participará en el juego de las estatuas, porque en eso es campeón. Un panel en la entrada del Maguey, anuncia: “la danza de las emociones”, es la exposición de pinturas que se hicieron en la última clase. Es que aquí, en este Taller, las emociones se pueden pintar y danzar con los pinceles, las formas y los colores se pueden convertir en movimiento, en música y en teatro…y el teatro se puede volver a convertir en pinturas.
Poco a poco llegan y se acercan los demás niños y niñas. Risas, movimiento, carreras, más abrazos, colores, gritos y energía, mucha energía, ideas y sentimientos listos a ser canalizados. Por ahí llega una cara larga, alguien que quería dormir más o un problema familiar en el desayuno. Esperamos que durante la sesión esto se transforme…
Estamos en el Taller de Teatro y artes integradas que el grupo Maguey desarrolla para niños de cuatro a catorce años en su Centro Cultural, como un proyecto permanente, durante todo el año.
Maguey ha desarrollado y sistematizado durante más de tres décadas una sólida propuesta pedagógica basada en el juego, el teatro y sus posibilidades multidisciplinarias e integradoras y ofrecen a los niños, junto con su equipo de profesoras y profesores artistas, una experiencia de gran valor formativo.
Esta propuesta también ha sido desarrollada en barrios, sectores populares, poblaciones andinas y comunidades amazónicas. En estas experiencias el teatro ha generado la participación de la comunidad y ha demostrado ser un medio de crecimiento y transformación de gran potencial.
FILOSOFÍA Y PRÁCTICA
El trabajo de Maguey privilegia el desarrollo afectivo, la autoestima, la libertad corporal, el diálogo intercultural y la creatividad, como soportes y estímulos para que los niños maduren su identidad y puedan reconocer sus potencialidades.
“Cuando un niño está motivado a través de experiencias artísticas y lúdicas que le permiten experimentar con libertad, logra expresarse con espontaneidad, comprometiendo integralmente su cuerpo, su intelecto y su mundo emocional, entonces es capaz de vivenciar y aprender con todo su ser. Lo que en Maguey denominamos un aprendizaje orgánico, es decir un proceso en el que diversas dimensiones de la experiencia (sensoriales, psicomotrices, intelectuales, emocionales y sociales), se mantienen conectadas, potenciándose las unas a las otras”.
En el Taller los niños experimentan las características multidisciplinarias del teatro y exploran diversos canales para expresar su mundo interno. Actuación, artes plásticas, movimiento, sonido, música, narración, zancos, malabares, títeres y otros medios expresivos se van tejiendo en un ambiente de libertad y al mismo tiempo de respeto a las reglas y acuerdos que el teatro, los juegos y el arte en general requieren para poder realizarse como experiencias intensas y divertidas.
Todos los niños son creativos, pero necesitan confianza para expresarse sin temores. El teatro les brinda excelentes posibilidades y estímulos: juegos de concentración, de percepción, coordinación, liberación, autocontrol, ritmo, memoria, imaginación, transformación, simbolización, deducción, asociación, organización, etc. Al ser una experiencia de carácter colectivo, también desarrolla el sentido de grupo y la capacidad de interrelación. Hay espacio y oportunidad para el caos y el orden, la impulsividad y la reflexión, la individualidad y el sentido colectivo.
EL ASPECTO INTERCULTURAL. LA RIQUEZA DE LA DIVERSIDAD Y EL INTERCAMBIO
Uno de los aspectos medulares del trabajo de Maguey es la valoración de la diversidad cultural como parte central del trabajo educativo y artístico. Somos un país pluricultural y esa realidad está presente de manera profunda en la identidad en formación de las niñas y niños. En nuestros talleres el contacto y diálogo intercultural es un factor transversal. El contacto con las fuentes originarias, sus saberes y su riqueza cultural ofrece a los niños estímulos invalorables en términos temáticos, estéticos, sensoriales y vivenciales. Esta experiencia abre el abanico de informaciones más allá del estándar que los medios masivos les ofrecen, con un interés donde predomina lo comercial sobre lo educativo. Cuando exploramos relatos, iconografía, danzas, canciones, idiomas, tejidos, máscaras, de diversas culturas, sembramos al mismo tiempo respeto y tolerancia, amplitud de miradas y sentido de pertenencia. Estos procesos movilizan al mismo tiempo una serie de problemáticas profundas de la vida diaria: el racismo, la exclusión, la identidad, la solidaridad, la tolerancia, la inclusión. En el taller los niños reconocen que en sus familias y entorno social existen ramas y raíces provenientes de esas culturas. Ese proceso de visibilización y reapropiación de vínculos y valores, resulta muy enriquecedor.
Periódicamente organizamos intercambios fuera de Lima. En los últimos años hemos estado en la Amazonía y este año en Apurímac, en ciudades y comunidades Trabajamos con instituciones y comunidades de cada región, realizamos intercambios, talleres, funciones. Luego, las experiencias recogidas son compartidas con los niños. Podemos hablar de problemas y temáticas comunes, accediendo a otras realidades que en el fondo también les pertenecen y les tocan. Para los niños de nuestro taller permanente en Lima, esto también es un estímulo para elaborar las experiencias de su realidad inmediata.
CONSCIENCIA ECOLÓGICA – CELEBRANDO LA VIDA Y LAS CULTURAS ORIGINARIAS
Este es otro aspecto central que se teje de manera natural con el aspecto intercultural: Cuidar la madre tierra para el buen vivir. Defender la biodiversidad implica al mismo tiempo defender a los pueblos guardianes de los bosques, sus territorios y sus culturas. Desde Lima podemos sensibilizarnos y asumir las acciones que nos tocan como pobladores urbanos, reconociendo que somos parte de una red más amplia donde todo está interrelacionado.
COMPARTIR CON LA COMUNIDAD. EL INTERCAMBIO
Cuando los niños experimentan y aportan creativamente en la generación de una obra o montaje teatral, surge otro aspecto valioso, emocionante y formativo: la vivencia de compartir su experiencia lúdica y artística con la familia y la comunidad. Este compartir otorga un sentido adicional a la experiencia personal y grupal, generando identidad, autoestima, sentido de pertenencia y reciprocidad. Al mismo tiempo, la comunidad se enriquece con el encuentro artístico y se genera consciencia sobre el valor y el sentido del arte y la cultura. Tanto los niños que ofrecen su trabajo como el público que lo recibe, se ven enriquecidos.
REFLEXIONANDO SOBRE EL ARTE Y LA ESCUELA PRIMARIA
Hemos constatado, tanto en los talleres realizados con los niños, como en los talleres que dictamos para educadores, que en muchos colegios y en especial en la educación primaria, se desatiende el proceso natural de desarrollo. “Los niños pasan de la etapa de educación inicial, de un modelo en el que el juego, la exploración y la expresión artística tienen gran valor, atravesando todas las actividades, a otro, en el que muchas veces el juego y el arte quedan restringidos al espacio de los recreos o a otras experiencias aisladas, programadas por y para una lógica adulta y desvinculadas de las necesidades cotidianas de los alumnos; como si los niños al entrar al nivel primario dejaran atrás sus necesidades y particularidades, para convertirse poco a poco en adultos pequeños, racionales, sedentarios, “informatizados” y convencionales. En teoría esto ya ha sido superado hace mucho tiempo, pero lamentablemente, en la práctica no”.
“El arte y el juego representan experiencias indispensables e insustituibles para el proceso educativo, y deberían mantenerse como bases del proceso de aprendizaje, la transmisión de valores y la formación de la personalidad, durante toda la etapa escolar, adecuando las actividades y programación a las edades de los niños. En nuestra experiencia, comprobamos constantemente, cómo muchos niños que llegan con dificultades de aprendizaje o socialización en el colegio, van superando sus problemas al trabajar sobre sus inseguridades, estimulando su auto-percepción, liberando su capacidad expresiva y su creatividad, y sobre todo, estimulando su experiencia corporal. Es como si el cuerpo de los niños fuera a la vez el mapa orgánico de sus obstáculos y posibilidades. Muchas veces la verdadera dificultad no está donde aparenta y es tarea de los maestros saber leer la conducta y las señales no verbales, que durante todo el día los niños nos transmiten”.
Testimonio de alumna de proyecto desarrollado en el Distrito de Comas.
“la experiencia del teatro nos cambió la vida, todos los proyectos personales y laborales que he emprendido como jóven y adulta han estado apoyados en los valores que esta experiencia nos dio de niños. Recuerdo que las primeras clases eran pura pelea, hasta algunos niños (externos al Taller) nos tiraron piedras y rompieron las ventanas. Nosotros no podíamos jugar sin golpearnos y nos poníamos unas chapas terribles. Gracias al teatro con su juego creativo y la organización logramos poco a poco cambiar esas conductas, que en el barrio era muy común ver. El teatro me ayudo a desarrollar más mi autoestima y me permitió expresarme con mayor seguridad y orgullo frente a mi comunidad. No solo eran divertidas las clases para desarrollarnos jugando con el cuerpo y la voz, pintando o ensayando los pasacalles y las obras que presentamos a toda la comunidad sobre nuestros propios problemas (todos los niños veníamos de familias con distintas realidades), también eran importantes las reuniones de nuestra Asamblea de niños donde podíamos opinar y enterarnos de los derechos que teníamos. Hemos pensado en preparar una reunión de reencuentro por los 25 años del Taller con Maguey, estoy segura que todos querríamos estar ahí. Esta experiencia con el teatro “MAGUEY” ha sido única y fabulosa ya que gracias a ello también desarrolle muchas habilidades físicas como caminar en zancos, hacer malabares y música. Todo eso me permitió superar los miedos.”
Rosa Medina, con 31 años de edad, una de las participantes desde los inicios del taller, que luego siguió estudios de teatro profesional en Maguey y ahora trabaja en el Diario El Comercio
Wili Pinto Cárdenas – María Luisa De Zela